Chistes de camareros
¿Estás buscando chistes divertidos de cantineros que te hagan reír? Si es así, estás en el lugar correcto. Los chistes de camareros son conversaciones entre el cliente y el camarero, en su mayoría chistes cortos, en los que se experimentan situaciones muy divertidas.
Chistes de camareros
- – Caballero, ¿vino con el filete?
– No, vine por mi cuenta. - Camarero, deme un Gintonic como ese.
– Caballero, es la pecera.
– Ponga un poco de hielo en ella. - – Hola, me gustaría reservar una mesa en el restaurante para la cena de mañana.
– ¿Cuántos serán?
– Seremos 6 o 10, aproximadamente.
– Necesito saber cuántos confirmados.
– Confirmados 2, el resto sólo bautizados …. - – Dame una cerveza.
– ¿La quieres sin alcohol?
– No, la quiero sin lactosa.
– Pero… eso es absurdo.
– Tú empezaste. - – Camarero, la cuenta por favor.
– Cincuenta.
– No hay cuenta, qué detalle, gracias entonces, ¡adiós! - – Camarero, déme unos caracoles.
– Lo siento señor, este es un restaurante de comida rápida.
– Bueno, un leopardo. - Un hombre entra en un bar y el camarero le dice
– Me dirás…
– Bueno, no estoy seguro, creo que 1,80 metros más o menos. - – Me da un café con leche corto.
– Mi máquina se ha roto, cambio…. - En un restaurante:
– Camarero, camarero, ¿tiene ancas de rana?
– Sí, señor.
– Bueno, salta a la cocina y tráeme mi filete, por favor. - – Camarero, me gustaría invitar a esa chica. ¿Qué está bebiendo?
– Un Glenfiddich de 15 años.
– Bueno, ponle otro hielo para mí. - – Camarero, este vino que me ha puesto es muy malo
– Señor, es un Ribera.
– Bueno, entonces tengo Paquirrín… - – Camarero, ¿qué es lo primero?
– Matemáticas y estadística. - – Excelente vino, camarero. ¿Cómo dijo que se llamaba?
– José Manuel, señor. - – ¡Camarero! ¡Hay una mosca en la sopa!
– No es una mosca, es una mosca.
– ¡Vaya, qué vista tienes! - – Camarero, camarero, esta langosta sólo tiene una garra.
– Debe haberla perdido en alguna pelea, señor.
– Bueno, tráigame al ganador. - En el restaurante:
– Camarero, ¿el pescado viene solo?
– No, no, se lo traeré. - – Un gin-tonic, por favor.
– ¿Le pongo un pepino, señor?
– Desde el primer día que la vi, señorita. - – ¿Y cómo quiere el caballero sus huevos?
– Bueno… con toda mi alma. - – Camarero, ¿qué es lo primero?
– Mero.
– Qué acústica tiene este lugar. - – Camarero, tenga en cuenta que todavía tengo un largo viaje a Almería.
– ¿Ha elegido usted, señor?
– No, a Roquetas de Mar. - – Camarero, ponga uno de calamares al estilo rumano.
– Lo siento, señor, será un estilo romano.
– Irina, querida, dile al tonto dónde estás…